Otoño, la estación de los contrastes

Con la llegada de los primeros aires frescos, todo el valle se transforma en un joyero de color y calma. Las montañas adquieren los colores cálidos de los alerces y las hayas, mientras que las cumbres empiezan a empolvarse de nieve, para deleite de excursionistas y fotógrafos, tanto aficionados como experimentados.

El tiempo suele ser ideal para pasear por los senderos y los pueblos del valle. El aire puro y fresco del otoño, combinado con estos momentos de bienestar, le dará un auténtico chute de energía, lejos del estrés de la vida cotidiana.

El otoño es el momento ideal para cuidarse y bajar el ritmo. Darse un respiro es esencial para recargar las pilas antes del invierno y ofrecerse una bocanada de aire fresco para despertar el cuerpo y la mente. Tómese su tiempo para tomar un café en una terraza, pasear por las calles y dejarse distraer por nuestras diversas atracciones. Hay mucho que hacer para aprovechar al máximo su estancia.

Un flamante telón de fondo para los amantes de la fotografía

Esta es la estación ideal para los amantes de la naturaleza, pero también para los que sienten la necesidad de alejarse de todo: el aire puro y los paisajes grandiosos facilitan el reencuentro con lo esencial, y no hay mejor manera de recargar las pilas. Los bosques de alerces, hayas y abedules se tiñen de tonos amarillo dorado, naranja y rojo. Todas las cumbres del macizo del Mont-Blanc están ya cubiertas de nieve de forma natural, lo que ofrece un sorprendente contraste entre los cálidos colores otoñales de los bosques y las cumbres heladas más frías. Un panorama único, ¡como en ningún otro lugar!

Puedes correr, rodar o caminar a tu ritmo, mientras los distintos senderos se desarrollan apaciblemente. En el bosque, el ambiente es agradable, y la luz que se cuela entre las ramas invita a detenerse y disfrutar de un momento de reconexión con la naturaleza. Y es la época del año perfecta para la fotografía.

Diríjase al Grand Balcon Sud (entre La Flégère y Planpraz), e imagine captar el Mont Blanc destacando por encima de los bosques multicolores, o la bruma matinal aferrándose a las Aiguilles de Chamonix. Tanto si es un fotógrafo experimentado como si simplemente va equipado con su smartphone, seguro que obtendrá resultados cautivadores. Las temperaturas son ideales para pasear al aire libre.

Tanto si busca una excursión como un simple paseo por la naturaleza, el otoño le permitirá redescubrir Chamonix y su valle bajo una luz totalmente nueva.

Despertar los sentidos: observar, escuchar y comprender la vida salvaje

En esta época del año, el valle se convierte en escenario de un espectáculo único en el que la fauna reclama sus derechos antes de la llegada del invierno. Los animales se preparan para un clima más frío y son más visibles, ofreciendo a los visitantes una oportunidad única de observarlos en su hábitat natural.

Más del 90% del Valle de Chamonix está protegido, y hay nada menos que 3 reservas naturales: Aiguilles Rouges, Vallon de Bérard y Carlaveyron, que juntas ocupan casi 4.400 hectáreas.

¡no estamos solos!

La gamuza y la cabra montés siguen vagando por las zonas bajas antes de llegar a las alturas nevadas. En el recodo del camino, podrá verlos pastando tranquilamente o desplazándose ágilmente por las laderas rocosas. A punto de hibernar, las marmotas siguen activas, en busca de alimento para los próximos meses. El otoño marca también la época de la berrea del ciervo, un momento espectacular en el que los machos, en busca de pareja, hacen resonar por los bosques sus potentes reclamos. Presenciar este ritual en el valle es una experiencia inolvidable que le sumerge en el corazón de los ciclos naturales de la montaña.